Campeones lejos de casa

Argentinos Juniors Campeón Este es nuestro homenaje a los hinchas, esa cuarta pata indispensable para obtener el campeonato. No le sacamos para nada méritos a las otras tres patas, jugadores, cuerpo técnico y dirigentes, pero los hinchas son los que no salieron en los medios posando con la Copa, son los anónimos de esta historia, siempre presentados como multitud, pero no como sufrientes individuos. Sin ellos, el club no existe.

 La noche del 16 de mayo de 2010, cuando se gritaba CAMPEÓN hasta el ahogo en el barrio de La Paternal, no había en la cancha de Argentinos 25 mil “paternalenses”, si se permite el término. Es más, en todo el barrio, no hay más de 30 mil personas. Y, cuando la cabecera del Tomás A. Ducó se vio repleta de 15 mil hinchas, tampoco eran sólo aquellos que visitan domingo por medio el Diego Armando Maradona. Allí estaban las almas y los sueños de los que tuvieron que emigrar por diferentes razones, de los que nunca vivieron cerca, de los que nunca vieron al Bicho campeón y de los que por alguna razón totalmente inexplicable nacieron lejos y nunca habían conocido personalmente el barrio, en definitiva, de los que viven lejos de su amado Argentinos Juniors.
 La historia de cada hincha que compartió su testimonio con Argentinos Pasión es totalmente diferente, pero durante la semana previa al partido ante Huracán todos conllevaban un mismo pensamiento: “No puedo faltar”. Y, como si fueran habitantes marinos respondiendo a un llamado telepático de Aquaman, todo pasó a un segundo plano y sólo importó eso, estar.

Señores, yo dejo todo…

Gastón Blanco tiene 39 años y vive a 12 mil kilómetros de Juan A. García y Boyacá, en Viena, Austria. El domingo 9 de mayo, sólo un segundo después del partido con Independiente, planeó su “viaje de la ilusión”. Relativamente cerca suyo, en la capital española, Madrid, con diferente horario pero en el mismo momento, Blas Soto, de 33, se sumó al mismo viaje y cumplió con la promesa que se hizo al inicio de cada campeonato que sufrió y vivió a la distancia junto al Bicho desde el año 2002, cuando partió rumbo a Europa: “Si sale campeón, tengo que estar allí”. Ellos no se conocen entre sí, pero viajan juntos en su ilusión. Tampoco lo saben, pero también compartieron su alegría en el año 1997, cuando lloraron el ascenso en cancha del Deportivo Español.
A mitad de camino, en Ecuador, Sergio Cazes no podía salir de su estado de shock y pánico, algo que según sus propias palabras no vivió nunca en su vida, aun habiendo presenciado los campeonatos anteriores e incluso partidos de la Copa Libertadores; al llegar al barrio junto a 2 de sus hijos y con una nueva vuelta olímpica en sus hombros, recordó al gordo Fito, quien le puso su apodo: “Calesita”. Curiosamente, hoy trabaja en un parque de diversiones.

Herencia, legado, historia, experiencia e inexperiencia se juntan en cada testimonio. Con 66 años, Eduardo Postel asegura no recordar algo como lo que vivió el 16 de mayo en Parque Patricios y luego en Paternal, ni siquiera comparable a la vuelta olímpica que presenció en Asunción tras el desempate histórico ante él América de Cali y que otorgó la estrella internacional más importante a nuestro escudo. Tal vez la bandera que confeccionó en el 84 y que lo acompañó en cada campeonato del Bicho —incluso en el título mundial argentino en México allá por el 86— sea el legado de su historia pasada y presente junto a Argentinos, la misma bandera que nunca lavó y que lo acompaña hoy en cada partido que vive por televisión y a la distancia, en Rojas, Provincia de Buenos Aires. Muchos festejaron a su manera, bailando y llorando en el Ducó, como lo hizo Ricardo Bianco, de 56 años (Misiones), quien espera ansioso como el más joven la oportunidad de volver a hacerlo.

25 años pasaron del último campeonato ganado, y son muchos aquellos que hoy pueden gritar orgullosos “¡Dale campeón!” por primera vez; Juniors Galera tiene 19 y vive en Corrientes; él es, junto a otros, un caso curioso. Porque nació en Corrientes y sin embargo asegura haber “nacido” en La Paternal. Porque no es lo mismo hacerse hincha de un grande en cualquier parte del país, que hacerse hincha de un equipo chico, y encima tan identificado con un barrio porteño, como lo es el Bicho. Juniors admite en su juventud que es una locura decir que en su vida, “primero está Argentinos Juniors y después, todo lo demás” y sin embargo, todavía sigue creyéndolo. Al recorrer el barrio y pisar el estadio por primera vez en su vida no hizo otra cosa más que reafirmar su amor innato. Es que, según él, “La Paternal tiene ese no sé qué”.
Pedro Brocco es hincha del Bicho por herencia de su padre, e igual que Juniors, tiene 19 años. Aunque vive a sólo 80 Km. de la capital, nunca había asistido siquiera a un solo encuentro de Argentinos. El año 2010 sería diferente y especial. Porque sería el año en que presenciaría el primer partido de su amado equipo y también la primera vuelta olímpica de su vida. Curiosamente eligió viajar un 17 de marzo al encuentro de sólo 25 minutos que completaba el partido suspendido por lluvia frente a Newell’s, que tal vez muy pocos recodarían si el campeón hubiera sido otro, pero que hoy todos recordamos. Aquella tarde noche, un diluvio le dio la bienvenida por primera vez en su vida al Diego Armando Maradona. Hoy todos ellos son, como dice Analía Coria, de 26 años, y su novio Fabián (Bahía Blanca), hinchas orgullosos de ser del “Bicho Campeón”.

Un Bicho que contagia…

Argentinos Juniors y la mayoría de su gente caen simpáticos a aquellos que no son hinchas del Bicho, por razones varias: en parte, esta aceptación la genera la tradición y el respeto por su historia de buen juego, pero también lo hace la emoción que transmiten sus hinchas dentro de sus familias, en sus trabajos y en su cotidianidad. Porque no se encuentra uno en cada esquina, porque no es el clásico hincha de equipo grande, porque es un hincha que sufrió mucho y porque, en definitiva, nos quieren ver bien. “Cuánta fuerza que hizo mi familia, amigos y hasta compañeros de trabajo para que mi Bicho ganara el campeonato”, exclama en su relato Mauricio Coradello, de 31 años, desde Arroyo Dulce, al norte de Buenos Aires, donde nació y creció. En enero de este año conoció, como tantos otros, por primera vez La Paternal y el estadio y, sin embargo, todos aquellos que compartieron junto a él ese 16 de mayo eran “su gente”. La misma emoción sintió Adan Litman cuando regresó a Córdoba, donde le llovían las felicitaciones y donde pudo festejar vistiendo a sus compañeros de facultad con la indumentaria de Argentinos, incluso a un hincha de Independiente. También el carnaval de Gualeguaychú tendrá este año una bailarina con un motivo más que el resto para festejar; es que Valeria, luego de convertir a su novio entrerriano en un hincha más de Argentinos, pudo estar presente en el Ducó y festejar el campeonato para que al regresar pueda recibir orgullosa las salutaciones de sus amigos.

Y aunque Gustavo Cherner y Guillermo Dieguez, de Rosario, formen parte junto a una veintena de personas de la Peña “Francis Cornejo”, la semana siguiente a la obtención de la quinta estrella, Gustavo recibió llamados de toda la gente que siempre lo caracterizó como “hincha de Argentinos Juniors, el único hincha de Rosario”. Guillermo, Gustavo, y el resto de los integrantes de la Peña pudieron festejar a lo grande el campeonato un mes después en el club “El bochazo” de esa ciudad, donde estrenaron sus flamantes camisetas hechas para la ocasión, con la quinta estrella en su pecho.
Si de paseo por San Martín de los Andes se encuentra unas banderas del Bicho colgadas de un par de ventanas y por momentos piensa que está de vuelta en el barrio, es porque está justo frente a la casa de alguno de los hermanos Daniel y Juan Manuel Ricardi, quienes manejaron más de 3200 kilómetros en 2 días, como quien se va una escapada de fin de semana a Mar del Plata, para poder estar en la gran final. Desde muy cerca, Bariloche, Julio Santolaya y su hijo de 7 años se vistieron de rojo y en avión salieron para Capital Federal.

Cábalas son cábalas y las promesas deben cumplirse

Ubicarse en el mismo sector de la tribuna, vestir la misma ropa, no lavarse el pelo, raparse y muchas más promesas y rituales se repiten antes, durante, y después de cada partido, y cuando el equipo encima pelea el campeonato, estas cábalas se vuelven casi sagradas. Éste fue el caso de Horacio Lombardi (Córdoba), quien en el campeonato sólo había podido estar junto al Bicho un mes, donde el equipo ganó 3 partidos al hilo. Entonces sus amigos hicieron lo imposible para que cada fin de semana pueda estar en la cancha, juntaron la plata y así ocurrió, pudo festejar en el partidazo frente a Independiente y luego el campeonato.
El dreadlock de Fernando Río había crecido durante años mientras esperaba el campeonato que haría que su promesa sea cumplida y que, por fin, sea cortado. No fue cualquier persona quien se lo cortó: fue su hijo Lisandro, de 7 años (tercera generación de fanáticos del Bicho), quien también tuvo el placer y la emoción de vivir ese momento tan esperado junto a su padre.

Y cuando las cábalas no alcanzan hubo algún momento en que se pensó en bajar los brazos frente a las difíciles realidades que vivía el equipo, los duros golpes recibidos por los descensos y las malas campañas que hicieron flaquear a varios, como a los hijos de Daniel Wood (Rosario), quienes, aún con esperanza, veían año tras año sus sueños frustrados y, sin embargo, hoy pueden festejar junto a su padre.

Mucho más que 20 mil personas

En medio de los festejos, los recuerdos de muchos de los que hoy no nos acompañan físicamente, pero que fueron quienes nos legaron el amor por los colores rojo y blanco, se mezclaron con primos, hermanos y amigos. A veces, un encuentro mental de tal vez un segundo basta para enviar y recibir un mensaje de nuestros seres queridos. Mirando al cielo, como lo hizo Diego Martín (Río Negro) para encontrarse con su abuelo Luis y compartir el título con él, o acompañando a la abuela a los festejos en el DAM, pero sintiendo la presencia de su abuelo, como lo hicieron Agustina y Juan Manuel Romero (Chubut).

“¿En qué momento dejamos los hinchas de soñar?” se preguntaba Daniela Wergifker (Mendoza), y la respuesta es: “Nunca”. ¿Qué otra descripción encontramos para este campeonato, si no es como un sueño cumplido, una realidad soñada y, ahora, un recuerdo único e inolvidable?

 

 

Para Argentinos Pasión, Martín Surpin
Donde está el Bicho está Argentinos Pasión
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8 años junto a vos