Caer en el lugar común de enumerar a los “moustros” que salieron de su cantera, sería lo más fácil para mostrar a los de afuera quiénes somos. Pero lo más difícil es contar porqué uno es hincha, torcedor, fan o seguidor del Argentinos Juniors, del “humilde club de La Paternal”, club que en 108 años de historia pasó más sinsabores que momentos felices, más momentos agrios que dulces, pero que, así y todo, uno lo ama, lo piensa…, no existe el día en que uno no piense en Argentinos Juniors. Porque los hinchas del Bicho somos así. Por herencia, por el barrio, por un amigo, por un familiar, o por la novia o novio, uno se acerca al club, a la cancha, comienza a quererlo; después el Bichito te pica, se te mete en la sangre y ya está, amor incondicional. El rojo pasa a ser el color más lindo del universo, y La Paternal tu barrio, aunque vivas en Honduras. Hablás de Osquita, Pederzolli o Nicha Sáez, y quizás jamás los viste jugar; hablás de Maradona, de Redondo y Sorín como dicendo: “Mirá a quienes sacamos”, por nombrar sólo a 3; hablás de Pekerman, el Polo Quinteros, el Checho Batista y el Bichi Borghi, y te sentís orgulloso que la banda blanca te atraviese el pecho. Y por un momento te ponés a pensar y te preguntás: “¿Cómo se puede ser hincha de otro club?”. Quiero ser hincha de este club donde, si jugamos bien y perdimos, aplaudimos a morir, y si ganamos pero jugamos mal, despedimos al equipo con chiflidos. Así sentimos el fútbol. Por eso soy hincha del más chico de los grandes, o el más grande de los chicos. Nunca lo van a entender. Quizás mejor, para qué avivar giles. Felicidades Campeón. Siempre estaré contigo. Y como reza la canción, “…en las malas mucho más”.
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