![]() En un club donde no son comunes las altas cifras económicas que suelen manejarse en el fútbol argentino, se hace difícil contratar jugadores. De vez en cuando, se invierte un poco más de lo habitual, en busca del lógico beneficio deportivo, y en ocasiones, este dinero puede no verse retribuido en las canchas. Hay un tema que pasa desapercibido, que es el perjuicio económico, involuntario claro está, que padece el club, no sólo el deportivo que es el que ve el hincha. Como corresponde, se le sigue pagando al jugador lesionado, pero se tiene que contratar un nuevo jugador que supla al lesionado y que tenga similares características. O sea, que se contratará un jugador que también cobrará un contrato alto. El primer caso es Gabriel Peñalba. El volante volvió al Bicho tras su paso por el fútbol francés. El “Flaco” llegaba como una esperanza de buen fútbol para un equipo de Néstor Gorosito que no obtenía los mejores resultados, pero que igualmente afrontaría la Copa Argentina, y meses después la Sudamericana, ya con Leonardo Astrada en el banco de suplentes. Una serie de lesiones y operaciones lo alejaron de las canchas, habiendo disputado solamente 10 partidos en su segunda etapa como jugador de Argentinos. El trastorno neurológico autoinmune (Síndrome de Guilain-Barré) fue una dura traba para el mediocampista, a quien se esperó hasta su regreso a las canchas, manteniéndole el buen contrato que tenía con una duración de dos años y medio. Finalmente, cuando había respondido correctamente al tratamiento y se encontraba recuperado, Peñalba tuvo la propuesta de Tigre y decidió rescindir con el club e irse a Victoria. La segunda situación es la del atacante peruano José Carlos Fernández. En conflicto con su club Alianza Lima, se presentó la oportunidad de traer a nuestro país a un delantero de nivel de selección y con una notable capacidad goleadora. Un sólo partido pudo disputar de forma completa, ante Vélez, ya que el segundo encuentro con la camiseta roja ocurrió la luxofractura de tobillo y tibia que le tomaría varios meses de recuperación, incluyendo la operación con el doctor José Artese, para volver a entrenarse a la par de sus compañeros. A días de disputar el Torneo Final, la presencia futbolística de Fernández todavía es una incógnita. Por último, la más reciente: la rotura de ligamentos cruzados de rodilla de Miguel Torrén. El defensor llegó al Bicho tras la partida de Matías Caruzzo a Boca. Con el correr de los partidos, se afianzó en la defensa. Con un buen contrato con la institución, el futuro del 2 parecía firme y promisorio, pero en su camino apareció está dura lesión que lo mantendrá alejado de las canchas por al menos 6 meses, y por la cual deberá someterse a un procedimiento quirúrgico. Una vez más, la mala suerte de Argentinos ha aparecido a menos de dos semanas del debut en el Torneo Final, como local, ante el campeón Vélez Sarsfield. Para colmo, desde el club se deberá hacer un nuevo esfuerzo económico e ir en busca de otro defensor lateral, tras el pedido del entrenador Gabriel Schurrer. |
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