El equipo de Heinze elige realizar una presión alta. ¿Por qué?, ¿para qué?
La presión alta obliga al rival a decidir en menos tiempo, con lo cual disminuye la posibilidad de que el jugador tome una buena elección, o al menos que la ejecute con precisión.
Resulta necesario adelantar la última línea para poder ejecutar la presión alta de forma eficiente, asumiendo el riesgo de recibir un pase a espaldas de los defensores que genere situaciones de gol al rival. Sin lugar a dudas, la presión alta exige la concentración y el compromiso de todo el equipo.
Que otra opción tengo para recuperar la pelota?
Elegir realizar la presión en campo propio, con el equipo replegado. De esta forma le cedo el control del balón y el protagonismo al rival, le quito espacios en la fase de creación y tengo mayor espacio para realizar rápidas transiciones.
Evidentemente el entrenador tiene el compromiso de los jugadores y entiende que el equipo está preparado física y mentalmente para ser protagonista.
Ahora, analicemos lo más importante: ¿Qué hace el equipo cuando tiene la posesión del balón?
En la fase de iniciación “intenta” una salida limpia, abriendo los centrales a los costados del área y ubicando los laterales bien abiertos en la mitad del campo. Digo “intenta” porque, ante la presión, la salida termina en un pase aéreo largo a la posición de los laterales, que rara vez recibieron cómodos. Es lógico que en un principio, hasta que puedan aceitarse los movimientos, se elija la opción menos riesgosa, más aún en un debut, y jugando de visitante.
En la fase de creación de juego, se pudo ver muy poco, casi nada, sólo 25 minutos con un juego vertical, de rápidas transiciones y apuradas definiciones. Algún movimiento interesante de los extremos, cerrándose para generar el espacio a los laterales, y no mucho más.
Más allá de lo antes dicho, creo que el cuerpo técnico tiene que resolver qué hace el equipo cuando ya no puede mantener la intensidad que genera este frenesí.
En algún momento la intensidad cae y el equipo debe manejar otras alternativas, como descansar con la pelota, para no perder el control del partido, y evitar que el rival proponga su juego.
Esta historia acaba de comenzar.
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