El sexto amistoso de la pretemporada tuvo como escenario la cancha de Quilmes, un rival de Primera y un clima pesado, con muchísimo calor y luego con una intensa lluvia. En el primero, fue triunfo 2-1, con un gran rendimiento de Argentinos Juniors, y el segundo, fue un picado 0-0, que se suspendió por pedido del cuerpo técnico y jugadores del Cervecero.
1er amistoso: 2-1 (Rueda y Mesa)
(3-4-3) Federico Lanzillotta; Miguel Torrén (Agustín Alberione), Esteban Rolón, Nicolás Freire; Damián Batallini (Juan I. Méndez), Iván Colman, Facundo Barboza, Gonzalo Piovi; Javier Cabrera (Esteban Rueda), Francisco Fydriszewski (Lautaro Mesa) y Nicolás González. Gran partido del Bicho. Dominio del rival, gran circulación de pelota y presión intensa, incluso con ocho jugadores en el área rival. El arquero rival, Rigamonti, tapó cuatro o cinco pelotas clarísimas. Aún así, Quilmes se puso en ventaja a través de Gabriel Ramírez, luego de una falla en las salidas tan precisas del fondo.
Argentinos no claudicó y siguió adelante con su juego. Así, llegó el empate: visionario pase de Rolón para el remate de Mesa, que el arquero tapó, y Rueda fusiló. El segundo tanto fue de fábula. Una grandísima jugada que pasó prácticamente por los pies de todos los miembros del equipo. Desde Lanzillotta a Rueda, que asistió a Mesa para el 2-1 final. Un resultado merecido por el nivel mostrado.
2do amistoso: 0-0 (suspendido)
(3-4-3) Leandro Finochietto; Agustín Alberione, Sebastián Martínez, Joaquín Laso; Jonathan Sandoval, Gastón Machín, Alexis Mac Allister, Guillermo Benítez; Esteban Rueda, Fabricio Lenci y Braian Romero.
La cancha no estaba nada bien, luego de un intenso chaparrón. El ritmo de juego y la pelota se veían constantemente frenados por el mal estado del campo. Además, cada pelota dividida era ocasión de pelea entre los futbolistas. Poco se podía jugar, a pesar de que el equipo del Gringo intentaba salir jugando como si nada. Fue el cuerpo técnico de Quilmes, y también sus jugadores, quienes solicitaron suspender el duelo. El DT del Bicho aceptó a regañadientes, al igual que sus dirigidos. Querían seguir jugando.
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