Terminada la histórica jornada de ayer, donde por primera vez se jugaba en nuestro estadio la competencia más importante del continente, de repente la sonrisa se borró de nuestras caras. En penumbras pudimos desarmar urgentemente todas las vitrinas afectadas para su posterior secado, yéndonos del estadio pasada la una de la mañana. Ante esta situación, el sábado el Museo no abrirá sus puertas. Pedimos disculpas, pero tendremos que ordenar todo nuevamente, y evaluar si hubo pérdidas, y las características de las mismas. Una lástima, de la alegría pasamos a la desazón.
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