Abran cancha, se viene Matías Laba

 Su cuarto partido en Primera. Tenía tres encuentros disputados: el primero ante Tigre en el Apertura 2010, el segundo contra Independiente por el corriente campeonato y el tercero el domingo pasado ante Vélez Sarsfield. Ante el conjunto de Liniers, había entrado unos minutos y la gente había visto buenas intenciones de juego y mucha entrega. Corriendo por todos lados, presionando, barriéndose. Por la Copa Libertadores, ante Nacional no fue la excepción. Matías Laba debutó internacionalmente ante uno de los clubes más grandes de Sudamérica, de visitante, y no se achicó.
 
 Lo sabido por todos: Mercier y Basualdo lesionados. La duda era quien ingresaba en lugar del “Pepe” que tuvo que ser sustituido en el entretiempo ante Vélez por una dolencia. Para sustituirlo, sonaban tres nombres: Mauro Bogado, Cristian Sánchez Prette y el joven de Villa Raffo, Matías Laba. Ganó la pulseada, Troglio confió en él y lo puso en cancha ante el “Bolso”.

 Los primeros minutos, Nacional atacaba ferozmente y Argentinos trataba de establecerse en el campo de juego, tocando la pelota y haciéndose dueño del mediocampo. El esquema del equipo dirigido técnicamente por Juan Ramón Carrasco era un 4-3-3, donde los volantes se veían en desventaja ante los cuatro jugadores que Troglio había plantado en el sector: Escudero, Hernández, Laba y Oberman.
Escudero de idas y subidas constantes al igual que Oberman. Hernández encargado de la creación de juego. Y Laba, haciendo el trabajo “sucio”. Quitando la pelota de los pies de los uruguayos y distribuyéndola rápida y sencillamente hacia sus compañeros.

 La segunda mitad se presentó diferente con los ingresos Viudez y Charquero en el local. Nacional se avocaba al ataque plenamente y el Bicho se veía asediado. Troglio optó por recluirse en la defensa, mientras se veía una estructura sólida en defensa, un chiquito de un 1,74 corría para todos lados. Presionando a cada rival que tuviera casaca blanca, ganando de cabeza, haciendo magníficas entradas para luego darles el balón a sus compañeros que buscaban el gol de la tranquilidad, que finalmente nunca llegaría.
En el minuto 75, una dura falta sobre el número 4 de Nacional, Núñez, logró que el árbitro paraguayo Arias, lo amonestase. Estar al filo de la navaja, no lo hizo calmarse. Laba seguía quitando limpiamente el balón y era una tranquilidad.

 “No me lo imaginé nunca todo esto. La verdad que es como un sueño”, decía el joven Laba al final del partido. En el momento de felicidad deportiva extrema, recordó a sus seres queridos y para ellos fue dedicado la victoria en tierras charrúas: “Se lo dedicó a toda mi familia que me apoyó siempre. En las buenas y en las malas, más que nunca”. Ya emocionado y con los ojos llorosos, se despidió agradeciendo a sus compañeros, cuerpo técnico y toda la gente del Bicho que le brindó su apoyo en todo momento.

 4 partidos en Primera, humildad de sobra y un futuro enorme por delante.