Llegó el día en el que se define todo. Una temporada extraña, seis meses intensos, que concluyen en un final épico, en el cual Argentinos no depende estrictamente de lo que haga, sino de sus rivales en la lucha por la permanencia, una pelea que parecía olvidada.
Sin la posibilidad de verlo en el Coloso “Marcelo Bielsa”, los hinchas del Bicho deberán quedarse en sus hogares, juntarse con familiares y amigos, y seguir por televisión la intensa definición, no apta para cardíacos.
Duele. Muchísimo. Cuesta creer que la permanencia de Argentinos esté complicada. Porque si San Martín de San Juan le gana al alternativo y juvenil River, que pone Ramón Díaz, y Rafaela saca un punto frente a Vélez, se acaba todo. No importa si le ganamos al campeón Newell’s. Si el verdinegro gana y la Crema suma, fin de la historia.
Pero a la vez, una pequeña esperanza se conserva. Cuando recordamos las energías, los esfuerzos de los más jóvenes, nos ilusionamos con que es posible cualquier cosa. Que se puede, que no todo está perdido. No importa que el miedo nos invada, que no dependa exclusivamente de Argentinos, la esperanza es lo último que se pierde. Si se cree, se puede.
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