Muy pocas veces el “mundo Bicho” coincide casi en forma unánime en el diagnóstico de la, hasta ahora, mediocre campaña que lleva adelante el primer equipo de Argentinos Juniors en este segundo semestre.
Habiendo llegado a la mitad del torneo de la Liga Profesional de Futbol, las estadísticas avalan este diagnóstico, pues encuentran al Bicho enclavado exactamente en mitad de tabla, con 6 partidos empatados, 3 perdidos, y tan sólo 3 ganados.
Otros números reflejan esta realidad: 9 goles a favor y 8 en contra; son muy pocos los goles convertidos aunque también, nobleza obliga, los recibidos.
Argentinos inició esta segunda mitad de año con gran expectativa ya que la vara había quedado muy alta antes del receso por la Copa América y, sobre todo, el más que aceptable paso por la Copa Libertadores.
Eso sí, si de merecimientos hablamos, deberíamos estar mucho más arriba de lo que indica la tabla de posiciones, pero los partidos se ganan con goles, y los goles son, justamente, lo que escasea.
El dirigido por Gabriel Milito es el segundo equipo con mayor tenencia de pelota en el presente torneo, pero esto, que sin dudas es una gran virtud, no se ve reflejado en los arcos contrarios.
Téngase en cuenta además que, de los 9 goles a favor, 6 nacieron de pelota parada, situación que refleja aún más la falta de profundidad, comparada ésta con la gran proporción de tenencia. Es así que se dejaron pasar inmejorables oportunidades de sumar de a tres, por ejemplo en los partidos frente a Boca, en ese anegado terreno de juego en donde el equipo mostró superioridad ante el rival de turno, y ni halar en los enfrentamientos ante Unión de Santa Fe, Central Córdoba, Patronato de Paraná, y hasta el mismísimo y encumbrado Estudiantes de La Plata, en donde el Bicho jugó uno de sus mejores partidos de este segundo semestre.
Por momentos esa tenencia de pelota se transforma en exasperante ociosidad, ya que el equipo no logra la profundidad necesaria para lastimar al contrario. El balón por momentos va y viene de manera pendular en 3/4 de cancha, de derecha a izquierda y viceversa, encontrando a los rivales agazapados en la primera mitad de su terreno, frustrando casi todos los intentos de generar profundidad, y renunciando, además, a algún embate individual como otro recurso más para romper el cerco planteado por los rivales.
Como atenuante se deben tener en cuenta las ausencias de los dos centrodelanteros, por sendas lesiones: Gabriel Ávalos y Emanuel Herrera, y aunque Nicolás Reniero intenta suplir ese hueco -lográndolo por momentos con los 4 goles convertidos desde su llegada-, sabido es que su puesto natural es más de 2da punta, por lo que, con la ausencia de los nombrados anteriormente y el planteo de Milito, se pierde la posibilidad de saltar líneas para que los grandotes -hoy ausentes- bajen y pivoteen la pelota.
Por otro lado se siente la ausencia de Jonathan Sandoval, doblemente desgarrado, reemplazado casi siempre por su coterráneo Javier Cabrera, que si bien tuvo buenas actuaciones, casi nunca termina bien las jugadas, con centros llovidos y anunciados que suelen terminar en manos del arquero rival. Debería intentar encarar el área haciendo valer su buena gambeta como para desequilibrar.
Tampoco encontró Milito en Romero, de flojas actuaciones, al jugador que pueda hacer la banda con criterio en reemplazo del uruguayo.
Por el lado izquierdo se afianzó, en base a sus buenas actuaciones, Lucas Villalba, quien a partir de su buena performance permite que Elías Gómez arranque desde un poco más arriba, tratando de hacer valer su conocida velocidad con pelota dominada.
En el medio abundan los jugadores de buen pie: Florentín, quien claramente se siente incómodo cuando tiene que retroceder en busca del balón, Jonathan Gómez, Carabajal – cuando le toca entrar-, y hasta Gabriel Hauche, que por momentos también retrocede demasiado en búsqueda de la redonda, renunciando de esta manera a su buen olfato para definir, tal como nos tenía acostumbrados en su paso por nuestro equipo en anteriores etapas.
Pero esto de contar con jugadores que hacen del buen trato de pelota una gran virtud, por momentos pareciera alimentar esa abundante pero poco profunda posesión, dejando un tanto aislado a Nicolás Reniero, que aún así se las rebusca para estar siempre en situación expectante para convertir. Franco Moyano, intercala buenas actuaciones con errores casi infantiles, a partir de pases errados hacia el mediocampo, que son habitualmente capturados por los rivales y que más de un dolor de cabeza provocaron.
¿Será la hora de ser auxiliado en esa franja por Fausto Vera, reeditando un doble 5 que por momentos diera buenos frutos en la era Dabove?
En defensa, a la regularidad y firmeza de Miguel Ángel Torren -con el agregado de sus milimétricas asistencias de larga distancia-, más la levantada y afianzamiento de Kevin Mac Allister, se suma el despliegue y la intensidad del ya nombrado Villalba, aunque por momentos, por ejercer una presión alta, se corre el riesgo de verse desbordada ante algún pase fallido en mitad de cancha.
La seguridad conocida de nuestro gran Pochi Chaves deberá ahora ser refrendada por el también muy buen arquero Federico Lanzillota, a partir de la grave lesión del guardavalla titular.
El DT deberá trabajar mucho para poder remontar la escasez goleadora, y así poder subir la cuesta que alejó al equipo de la zona de clasificación a las Copas, si es que quieren alzarse con la tan ansiada 6ta estrella.
Por el momento la continuidad del cuerpo técnico está garantizada, recordando que su contrato vence en el 2023, en una arriesgada pero plausible apuesta de sostener un proceso de largo plazo sustentado, además, con la muy buena camada de jugadores que asoman desde el Semillero del Mundo.
Más de uno fue cedido a otro equipo para lograr sumar minutos, y hoy, con el “diario del lunes”, claro, se los extraña en virtud de la mala suerte en cuanto a los lesionados.