Argentinos Juniors rompió la racha negativa en condición de visitante y consiguió un triunfazo ante Instituto por 2 a1. El equipo de Pablo Guede no jugó bien durante la mayor parte del encuentro, pero a través de los cambios pudo soltarse y dio vuelta el partido llevándose los tres puntos que le permiten mantenerse en lo mas alto de la tabla de posiciones de la zona A.
La de anoche no fue una victoria cualquiera, ganar en Córdoba sirvió por los puntos y porque a nivel psicológico logró quebrar la peor barrera que arrastraba el equipo desde el inicio del torneo; ganar de visitante.
Y haberlo logrado en la semana previa al inicio de la Copa Sudamericana deja todavía una mejor sensación de cara a lo que viene.
Y si bien es cierto que se podría haber conseguido de otra manera (a todos nos hubiera gustado ganar jugando bien) también es cierto que ganar sin merecerlo también es válido. Por lo tanto, el desahogo y el festejo post partido están más que justificados.
A la hora del juego (y omitiendo momentáneamente el resultado) el Bicho mostró su peor faceta durante la mayor parte del encuentro. Ya es sabida la merma en la calidad futbolística del plantel cuando sale de La Paternal y anoche no fue la excepción.
Argentinos cayó en el planteo del Instituto de Diego Dabove y no dio pie con bola durante casi todo el partido. Cuando jugó sin pelota quedó lejos de las acciones y cuando la tuvo recurrió casi exclusivamente al pelotazo. Las jugadas asociadas brillaron por su ausencia y las acciones ofensivas pasaron por alguna atropellada individual de Damián Batallini o un disparo de media distancia.
En concreto, hasta el gol del empate en el minuto 82, el Bicho había pateado sólo dos veces al arco. Pero el problema no estaba solo en la parte ofensiva, que es el mejor aspecto del Bicho, si no también en la generación de juego y sobre todo, en la última línea, donde cometió errores muy groseros.
No hubiera sido sorprendente que La Gloria convirtiese 2 o 3 goles durante esos 80 minutos. Pero el fútbol es el mejor deporte de mundo y uno de los pocos que permite que a veces, la lógica no se imponga sobre los acontecimientos.
También sería injusto adjudicar la victoria solo a la fortuna, el equipo cambió cuando Guede corrigió los errores que cometió en el armado del equipo titular (ya sea por elecciones personales o forzadas por las lesiones ya conocidas).
En primer lugar, con la salida de Alan Rodríguez. El capitán no logró hacer despliegue de su habitual capacidad y por izquierda tuvo poco peso ofensivo. Por supuesto que este rendimiento estuvo sujeto y hasta justificado por lo que significó su retorno tras la grave lesión que tuvo.
En segundo lugar, la salida de Gastón Verón. Un jugador que evidentemente en la semana debe “romperla” en el CEFFA pero que, a la hora de jugar por los puntos, tiene 1 buen encuentro cada diez partidos disputados.
Sin la lentitud de los antes mencionados y ante un campo de juego que propiciaba las escapadas, junto con los ingresos en el minuto 74 de Kevin Coronel y Mateo Diaz Chaves, que acompañaron al “Tucu” Herrera y al improvisado 25, Maximiliano Romero, el Bicho comenzó a buscar el arco rival con convencimiento por primera vez en todo el encuentro.
Y se dio cuenta que podía lastimar.
Y lo hizo.
El “Tigre” Romero aportó su cuota goleadora y en un gesto que transmitió un mensaje claro para el resto de sus compañeros, fue a buscar la pelota al arco y se apresuró a llevarla al medio del campo de juego, el Tigre quería ganar el partido. Sabía que se podía lograr.
Y entre el envión anímico que significó el empate transitorio y la frustración del rival que vio como le sacaban los tres puntos del bolsillo el Bicho aprovechó, buscó con convicción el arco rival y comenzó a lastimar.
La historia se sentenció en la última jugada con el gol del Tucu. El Bicho ganó por primera vez de visitante en el año y ahora puede viajar “tranquilo” a Paraguay.
La victoria de anoche, tan injusta como emotiva, deja dos “mensajes”. El primero es que el equipo continúa en formación y está lejos de poder llamarse a si mismo “candidato” a ganar la Copa.
Y el segundo, tal vez el que más nos llene hoy en día, es que anoche podemos haber presenciado esos partidos que quedan luego en el recuerdo como aquellos que comenzaron a torcer el rumbo hacia lo que todos soñamos pero que hoy vemos todavía lejano.
Por lo pronto, este Argentinos Juniors, que está en formación, que está lleno de pibes y que todavía no logra jugar bien de visitante está primero en su zona a dos fechas del final de la primera fase de la Copa de La Liga y si se da algún resultado más, tal vez quede primero en la tabla anual.
¿Qué me contás?
Síntesis:
Instituto (1): Manuel Roffo; Juan Franco, Fernando Alarcón, Miguel Brizuela Lucas Rodríguez; Jonás Acevedo, Roberto Bochi, Gastón Lodico y Brahian Cuello; Ignacio Russo y Facundo Suárez.
DT: Diego Dabove
Argentinos Juniors (2): Diego Rodríguez; Thiago Santamarina, Francisco Álvarez, Tobías Palacio y Sebastián Prieto; Alan Lescano, Franco Moyano, Damián Batallini, Nicolás Oroz; Gastón Verón, Alan Rodríguez.
DT: Pablo Guede.
Goles en el segundo tiempo: 3m Facundo Suárez (I), 36m Maximiliano Romero (AJ), 50m José Herrera (AJ).
Cambio en el primer tiempo: 28m J. Bay por L. Rodríguez (I).
Cambios en el segundo tiempo: 17m J. Herrera por G. Verón y M. Romero por A. Rodríguez (AJ), 29m K. Coronel por T. Santamaria y M.D. Chaves por D. Batallini (AJ), 30m R. Pérez por G. Lodico (I) 42m S. Romero por J. Acevedo y S. Rodríguez por I. Russo (I).
Estadio: Juan Domingo Perón.
Árbitro: Nicolás Lamolina.