El Día D en Brasil

Argentinos Juniors: Festejo en Brasil  10-02-2011 (Río de Janeiro-Brasil) – El resultado lo conocemos todos. También el desarrollo del partido. Lo cerca que estuvimos de los 3 puntos, el gol que no fue, el último córner que nunca cayó al área, el Enano que sí se cayó en el área… La vuelta a la Copa se vivió con gran emoción en todos los puntos de la Tierra en que hubo un hincha Bicho, y seguro cada uno tendrá su historia particular, cómo lo vio, con quién se abrazó en el primer gol, cómo gritó el segundo, y qué sensaciones le dejó el partido.
  Desde Río, los hinchas se iban encontrando poco a poco en los días previos al partido. Un argentino por aquí, otro por allá, mucha playa con shorcitos del Bicho, hasta que finalmente llegó el momento de la reunión. ¿En el estadio? No, mucho antes, en el hotel de los jugadores, en plena Copacabana, frente a la playa (sí, ese mismo paisaje de mar, edificios y turistas que se ve siempre en cualquier postal carioca). Poco a poco empezaron a congregarse todos los hinchas en la calle, todos identificados con la camiseta, todos con alguna bebida en la mano (debido al calor, no se vaya a pensar mal!) y todos gritando por el Bicho.
  A las seis de la tarde, 4 horas antes del pitazo inicial, todos los hinchas ya estaban reunidos, grandes y chicos, los de siempre y los nuevos. Los turistas con sus cámaras querían apropiarse del momento, guardarlo para mostrar en alguna casa lejana. La marea roja cortó la calle y llamó la atención de todos. Hasta vino la policía a ver qué pasaba. Al final, todos felices partieron en 5 combis autogestionadas. El viaje fue lento y tranquilo, por cuestiones de seguridad.
  Al llegar al estadio y encontrarse con la hinchada y los particulares, la marea roja fue completa. No hace falta estimar números, sabemos cómo dice el tema: «..eso que dice la gente…», eran un montón y se escuchaban como un montón. Se hicieron notar ante un estadio imponente, aunque bastante vacío (no llegaron a 16mil, según los números oficiales).
  El juez hizo sonar el silbato y todos sabemos lo que pasó. En las tribunas, después de la euforia llegó la calma, y el partido se vivió con el corazón en la mano, como una final. Después, las opiniones: cierta desazón porque se pudo haber ganado; orgullo, exactamente por lo mismo; y satisfacción, porque ganamos un punto y les robamos 2. Y la tranquilidad de saber que, pese a la dura semana, no estamos muertos. La alegría no es brasilera; es toda roja… y celeste.

Para Argentinos Pasión, Nicolás Scheines
Donde está el Bicho está Argentinos Pasión
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