A pesar de las muchas especulaciones que el hincha y los periodistas podamos hacer, las claves estaban sobre la mesa. La línea de cuatro nunca transmitió seguridad. El principal motivo por el cual Argentinos no caía era la performance de Luis Ojeda, y nada podemos recriminarle al joven arquero que, hasta aquí, fue el gran responsable de que hayamos cosechado dos puntos. Torren y Sabia, los muros en la línea de tres, no encontraron la forma de acoplarse en el funcionamiento con cuatro defensores, ni Berardo ni Hurtado supieron afirmarse por el sector izquierdo, mientras que el capitán, Gonzalo Prósperi, cumplió, pero no en el nivel que le hemos conocido. La defensa precisaba un ajuste. El doble cinco se respetó, no así quienes lo conformaron, producto de lesiones, o bien de convocatorias, como es el caso de Matías Laba, quien es, sin duda, un número puesto entre los dos mediocampistas centrales. El otro lugar puede ser ocupado por Basualdo, hoy lesionado, o bien por Roberto Brum. Sin embargo, de cara al próximo partido, el tucumano Pablo Hernández será el compañero de Laba. Personalmente prefiero adjudicar este hecho a una necesidad más que otra cosa. ¿Por qué? Porque no hace mucho tiempo el jugador, en Argentinos Pasión, afirmó que juega donde el equipo necesite, pero que se siente a gusto siendo enganche, o sea, un poco más adelantado. Teniendo en cuenta su vocación por la marca y la entrega, puede ocupar el lugar de doble cinco pero repito, espero de forma momentánea. La línea de tres volantes que formaban delante del doble cinco era un misterio. Es verdad que un equipo no es más ofensivo por tener mayor cantidad de delanteros, y que con tres volantes de mucha llegada se puede abastecer a un nueve con creces. Pero todo esto nunca pasó. El joven Ramírez, que hizo grandes apariciones en el torneo pasado y que tiene un futuro enorme, precisa tiempo. A casi cualquier jugador le lleva un tiempo acostumbrarse a la Primera División, pero si encima le agregamos el peso de ser el conductor del equipo, como sucedió frente a San Lorenzo, puede traer consecuencias nefastas. Entonces la vuelta al esquema 3-4-3 presenta a Prosperi y a Barzola trabajando las bandas, lo que a su vez traerá mayor contención, y a “Cachete” Oberman ocupando el lugar de enlace. Quizás no en su posición ideal, dado que el mejor brillo lo supo sacar trabajando por el sector izquierdo, pero tampoco es una función que desconozca. Arriba Morales, quien demostró estar a la altura, tener mucho amor propio y sobre todo mucha entrega, será acompañado por Emilio Hernández. El chileno no tuvo un buen arranque, pero el motivo no fue futbolístico. Sin embargo su calidad no resiste análisis, y en los dos partidos que disputó, dio muestras de estar “enchufado”. El volantazo de Troglio es un acierto. Más allá de los resultados es un cambio necesario y a tiempo, teniendo en cuenta lo que pasó y lo que se viene. Queda una incógnita, al menos en la cabeza de este humilde periodista y es porqué Ciro Rius no tiene su chance. Hasta el momento completó buenas presentaciones cuando le tocó a lo largo de estas tres fechas y fue crucial en ciertos pasajes del último torneo. Sin embargo me convenzo de que no debo desesperar. Queda la posibilidad abierta para que dada la necesidad que presente el partido, tenga algunos minutos para acompañar a Jota Jota Morales y ser así otra opción. Pero todo el resto son conjeturas. Como bien dice el dicho: “los pingos se ven en la cancha”, y en este caso es en la de Argentinos, el domingo pasadas las 20Hs, frente al “Rojo” de Avellaneda. |
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