Un año, un mes y diez días pasaron desde el último partido oficial de Nicolás Batista, luego de que un afortunado (porque no pasó a mayores) accidente automovilístico lo alejara de las canchas por un largo tiempo. Sin embargo, el hijo del Checho no bajó los brazos, se recuperó de la fractura que sufrió en una vértebra y regresó. Con una buena pretemporada en el lomo, el defensor fue uno de los puntos altos en el triunfo por penales ante Gimnasia, por los 16avos de Copa Argentina.
“La pelota siempre la manejamos nosotros, fuímos los protagonistas. Nos faltó más sorpresa y movilidad arriba. Pero, para ser el primer partido oficial, nos vamos conformes”, analizó Nicolás, quien compartió la zaga central junto a Miguel Torrén. Mientras el titular, Matías Caruzzo, se pone a punto, el futbolista de 23 años lo reemplazó, y cumplió con creces: salida desde abajo con pelota dominada, firme en la marca y sólido en el juego aéreo. Sin embargo, en este punto, Batista señaló un punto a mejorar: “Tenemos que tratar de no hacer faltas alrededor del área. Era lo único con lo que Gimnasia nos podía atacar, y si bien no tuvieron chances claras, podrían habernos lastimado”.
En lo personal, el oriundo de Capital Federal se mostró más que agradecido a Claudio Borghi y el cuerpo técnico por volver a estar en la lista de concentrados, tal como lo había hecho en el último encuentro de la pasada temporada, ante Central en Rosario. “Estoy muy contento de volver a jugar. Me sentí bien en todo momento, y cumplí con lo que me pidieron desde el banco”, afirmó el jugador.
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